jueves, 10 de enero de 2019

England Is Mine (2017) - Los orígenes mundanos de Steven Patrick Morrisey

"La vida. En este sentido monótono, vale la pena evitándola.
Es la fábrica para el padre,
y la cocina para la madre.
Es discusiones en la mesa de la cena,
niños desaparecidos en las noticias
Y a través de todo esto, el sentido de que las cosas
se están desmoronando, lentamente.
¿Es mejor elegir otro registro,
voltear la tapa de las píldoras,
y esperar que algo pase?
¿Es mejor apagar las luces 
subir bajo las cubiertas
hasta que el sueño te invita a un mundo que siempre has querido?
¿Es mejor que el que está ante nosotros?"

Con este inusualmente sentido monólogo interior comienza England Is Mine, el biopic no autorizado que retrata los seis años que Steven Patrick Morrisey combatió contra el mundo entre 1976, fecha en que comienza tímidamente a explorar sus dotes musicales, y 1982, año en que conoce a un sencillo y lleno de acné Johnny Marr, con quien fundaría The Smiths.

Quienes sólo conocen a Morrisey por su carrera solista o por su historia con The Smiths probablemente no imaginen los mundanos y poco factibles orígenes del personaje irónico, agresivo, melancólico y autoflagelante que años más tarde fue sistemáticamente proyectada por la persona que le sirvió de base. The Smiths es, ya de por sí, una banda dificil de clasificar: son rock alternativo de la primera época, pero con un coqueteo con el jangle rock y las melodías pop que nunca se disimuló. También aparece en las listas de New Wave y hasta de Post-Punk, especialmente su primer disco, que suena apenas chato y sin vida, casi como un disco de Joy Division, pero producto de una pésima producción de estudio. Llamarlos 'indie' sería un anacronismo por casi una década, aunque hay una constante de sencillez y pies-en-la-tierra en sus cuatro discos de estudio publicados entre 1983 y 1987. Y sin embargo, hay algo de cada uno de esos géneros en las guitarras limpias de Marr, en los bajos increiblemente inspirados pero sencillos de Rourke, y en la melodía a veces descerrajada, a veces chillona, de Morrisey.

Precisamente, una banda esquiva, cuyo nombre ya de base era una crítica a las ampulosas titulaciones de bandas contemporáneas como Orchestral Manouvers in The Dark, tenía que tener orígenes igualmente esquivos. Y si bien England Is Mine termina justo cuando Steven Patrick Morrisey se convierte en Morrisey a secas y se encuentra con Johnny Marr, a mi criterio descolla como una crónica de las distintas matrices que parieron al cantante, que una vez nacido y con la fuerza de su carácter, intentó conquistar su tierra (quizá incluso el mundo). En tal sentido, una historia de The Smiths es una historia de Morrisey, y por transitividad, England Is Mine es sobre The Smiths.

Después de haber leído la autobiografía del tipo, queda claro que la película es fiel tanto a la personalidad del peculiar inglés como a esas matrices que nombro. Tres me parecen centrales.

En primer lugar, y algo quizá obvio, England Is Mine es una narración de cómo la bipolaridad de Morrisey, que en 1976 y con tan sólo 17 años oscilaba entre la timidez y la introversión y la agresión y el narcicismo desmedidos, se va abriendo camino por el mundo, a los golpes. Y esto en un sentido casi literal: alejando a ciertas personas y atrayendo otras, omitiendo las críticas y los elogios externos, y arrollando a casi todo ser humano que se le cruzara. Quienes seguimos algo de cerca la vida y los dichos de Steven entendemos que sólo hay dos alternativas: que no nació como es o se muestra, y su imagen es producto de un trabajoso esfuerzo por construir una pantalla específica (en ese caso, aplausos por el tesón), o que Morrisey de hecho nació así, y ha sostenido su escencia durante ya casi seis décadas. England Is Mine parece inaugurar una tercera opción: que Morrisey, nacido Steven Patrick Morrisey, era ya de adolescente un joven autocentrado, egocéntrico pero sensible y apasionado por el drama y la finitud, y que son los atentados de la vida diaria los que van puliendo su carácter. Estos atentados toman la forma de eventualidades que Morrisey decodifica como traiciones (abandonos de su primera banda), como servidumbre voluntaria (fracasos constantes y sufrimiento crónico por empleos mundanos), y como el avance de las fuerzas de la realidad, inexorables: la enfermedad mental, el suicidio, la decadencia y la muerte. Cuando una de las (únicas) amigas de Morrisey le espeta a nuestro cantante que tiene que dejar su actitud pasivo-agresiva y negativista porque el mundo no va a ir por él, este disiente: "[El mundo] podría hacerlo". Y entonces no sabemos si esta hipersensibilidad por lo mundano es un punto de partida o un punto de llegada. En este aspecto, England Is Mine es en parte un 'cuento de origen'.

Este Morrisey es muy similar al autor de esta entrada.

Pero, como queda claro a partir de usar el sentido común y de reparar en las trescientas páginas de la autobiografía que Morrisey dedica a hablar de su infancia (la mitad del libro), nuestro inglés no nace de un repollo, y su ambiente más inmediato parece tener algo que ver en la gesta de su forma peculiar de ver el mundo. Morrisey es hijo de irlandeses católicos tradicionales emigrados a Inglaterra, con una familia numerosísima y arborizada, también marcada por la mediocridad, la tragedia, la muerte (para Steven vienen a ser sinónimos). Si bien la película no desarrolla este aspecto, limitándose a enfatizar el 'hogar roto' del Morrisey adolescente, sí explicita ciertos elementos que nos alumbran el camino de la gesta del héroe: sus padres separándose, una hermana mayor que es un conflicto constante, la dulce pero mortífera somnoliencia de la vida cotidiana del Manchester de clase media de los '70, y -esto es clave- una temprana estimulación por la exploración del mundo del arte, en la forma de música y de literatura. Los productos de esta estimulación temprana son claros y han sido una constante en la vida de Morrisey: una marcada sensibilidad por la música pop y el R&B de los años '50 y '60, una glorificación de los ídolos musicales, y una atracción intensa por el glamour que destilan esos personajes.

Steven Patrick y Linder Sterling. Una amistad de película.

Morrisey nunca ocultó su pasión por el pop y el R&B de aquellas décadas, al punto que era casi la mitad de su discografía hacia 1976. Y de hecho, la gota que rebalsó el vaso once años después en The Smiths y provocó que Marr dejara la banda era que Morrisey insistía en dirigir a la banda hacia esos géneros, incluso instando a grabar covers de canciones clásicas (el gusto ecléctico de Marr, que con todo estaba claramente basado en el rock, no lo soportó). Pero los orígenes pop del 'pequeño Morrisey' no permanecieron sin contaminarse durante mucho tiempo, dado que Steven vivía en un país que, en términos musicales, explotó en varias direcciones diferentes en los años 70. Y este es el tercer aspecto o 'matriz' que considero England Is Mine describe de forma exacta, casi a la perfección, retratando una década que inicia con la separación de los Beatles -algo así como el canto del cisne de una banda que marcó una época y quizá la historia- y que asiste a cosas tan radicalmente disímiles como la consolidación del hard rock y del heavy metal, el ascenso y caída del rock progresivo, y, por supuesto, el nacimiento del punk, cuya muerte temprana daría lugar a géneros como el new wave, el no-wave y el post-punk.


Morrisey (Jack Lowden) en su primera banda, The Nosebleeds

En efecto, Morrisey comparte país y década, e incluso región, con ilustres personajes y bandas, todas en un proceso meteórico de desarrollo. Por poner sólo algunos ejemplos: es hacia 1976 que Ian Curtis entra en contacto con Peter Hook y Bernard Sumner en un recital de punk (Sex Pistols o The Buzzcocks, no recuerdo) y funda Joy Division, que muere cuando Curtis se cuelga en su cocina a mediados de 1980. También es entre 1976 y 1977 que funciona la seminal y controvertida Sex Pistols: una banda que en poco más de 14 meses provocó más disturbios que canciones pero que en cada recital que efectivamente tocaron, permitieron que personas con gustos similares entraran en contacto, formaran bandas y continuaran su camino. The Clash, otra banda inglesa de punk y que aparece mencionada en la película (Morrisey destruye a Strummer y su lírica) estaba hacia 1977 en plena fase "canciones rápidas y de 2 minutos máximo", dos años antes de romper todo con el inclasificable "London Calling". Todo esto tan sólo 3 años después de que The Velvet Underground se hubiera separado. Pero los punks, a su vez, no habían nacido de un repollo: habían aparecido como respuesta a la pretenciosidad ilustre y a menudo excluyente de los otros rockeros viejos (el rock progresivo) y como intento de "volver a lo básico" contra la teatralidad y la superficialidad del glam rock. Dado que la historia se desenvuelve inexorable y el mismo hoy ya es pretérito, no habían pasado muchas semanas desde la defunción de Sex Pistols (la banda 'ícono' y cara visible del punk) para que el propio cantante de la banda, John Lydon, formara la que es ampliamente reconocida como la primera banda post-punk (a pesar de que el punk seguía vivo, en Inglaterra y en Estados Unidos): Public Image Limited, que mezclaba reggae con avant-garde y drone y que ya contaban con un album hacia 1978. Es hacia este año que podemos ubicar el inicio de la proliferación de grupos musicales que combinan guitarras limpias (sin efectos) con teclados o marimbas (Talking Heads), o distorsión con sintetizadores (The Cure, Magazine), todo esto mientras el punk sigue proliferando (Siouxie and The Banshees, Wire, etc.) y mientras personajes eternos de la música que ya habían hecho contribuciones seminales a la escena, como David Bowie e Iggy Pop, continuaban produciendo sendos éxitos.

Esta es parte de la compleja e inverosímil panorámica de la música inglesa (o "internacional") hacia 1976-1977. Morrisey bebe de todas estas fuentes, y aunque ciertamente no fue único en hacerlo, sí fue único al momento de sintetizar algo propio a partir de estas influencias (que dicho sea de paso, fue un 'algo propio' muy peculiar, puesto que The Smiths es dificilmente comparable con Roxy Music, Sex Pistols, Talking Heads o Patti Smith). Todo esto es patente en England Is Mine. Al momento de citar influencias para convocar a interesados en formar una banda, el joven Steven nombra a Patti Smith, Roxy Music y a Lou Reed. Cuadros de Bowie decoran su cuarto, y el casette de Roxy Music (que hasta 1974 había contado con la presencia de Brian Eno) es omnipresente. También hace una aparición breve Mott The Hoople, la banda que se haría célebre por "All The Young Dudes", escrita especialmente por David Bowie. La primera banda que Steven integra y con la cual se presenta en público, la banda que le hace sentir que tiene realmente un lugar en el mundo, tiene la lírica peculiar de nuestro personaje y cierta teatralidad que recuerda a Roxy Music, pero también tiene la agresión y velocidad de una banda punk. El joven Steven también asiste a un recital de Patti Smith con Linder Sterling, una chica que parece una groupie de Siouxie & The Banshees y que de hecho fue de los afectos más íntimos de nuestro cantante, con quien Morrisey intercambia de forma relajada retazos de literatura inglesa, estados de ánimo y agresiones vacías. Es el mismo Morrisey que disfruta en 1982 estando en una discoteca, pero completamente aislado, con su walkman portatil, oyendo pop del estilo de The Marvelettes.

En esta cacofonía de voces navega Steven Patrick, que, como nos ha sucedido a todos alguna vez, se debate entre ser un engranaje del sistema y seguir su pasión, agravada la situación por el hecho de que en términos concretos, hasta 1982 dicha pasión no daría demasiados frutos. El monólogo que abre la película, y que reitero me parece impactante, tiene un sentido específico al comienzo del film, y otro completamente distinto hacia el final de la historia, cuando Morrisey, cansado de las agresiones impiadosas de un mundo que él cree está en su contra, y agotado de navegar a través de personas insípidas y empleos redundantes, comienza a atiborrarse de clonazepam para combatir la depresión que se le instala cuando su primera banda se separa por la partida del guitarrista. Parafraseando a este complejo muchacho inglés, está a la deriva en todo orden vital. La situación emocional del espectador empeora porque Jack Lowden, el actor, con sus ojos azules, su tono y su desdén, es realmente muy similar a Morrisey, representándolo de forma convincente. Y a medida que el personaje va adaptando el estilo y la estética por las cuales se haría conocido a partir de 1983, su angustia y su malestar se vuelven aún más creibles.

No hay una relación directa entre la escena musical caótica de Inglaterra de fines de los '70 y el tedio mental de Morrisey, claro. Pero sí hay un vínculo entre la efervescencia provocada por esa escena, los sueños de éxito y realización que disparó, y la desesperación del cantante por hacerse un lugar en el mundo a través del arte, sin traicionarse ni volverse una réplica de los demás. Cuando finalmente Morrisey se desploma, es su madre quien acude, dándole esos consejos que siempre deseamos que nos dieran a nosotros, y en una de las escenas más conmovedoras de la película. En tal sentido, England Is Mine también descolla en mostrar cómo la implicación emocional de Morrisey tiene en su raíz un tipo de angustia que es casi universal, y que reposa en el rechazo (mutuo y ajeno) y en el sentimiento de inadecuación (o de no pertenecer). El film retrata de forma clara el solapamiento del laberinto musical de Morrisey con su laberinto personal, del cual no estamos muy seguros de que haya salido alguna vez.

Dos puntos adicionales son dignos de considerarse: primero, la película abunda en referencias a canciones de The Smiths, pero de una forma muy original, velada y poco cliché (es el propio Morrisey tirado en el piso que hacia el inicio de la película dice que la vida es demasiado corta para clichés, y el director Mark Gill parece haberle hecho honor a la afirmación). En efecto, más que referencias explícitas, la película muestra a través de imágenes o tomas concretas de escenarios, rincones o pasadizos que los personajes, las vivencias, las emociones y las diatribas de las composiciones de Morrisey se afincan fuertemente en su vida y en sus experiencias de Manchester: las canciones que escribiría y publicaría con The Smiths años más tarde descansarían sobre los ríos inclementes y las piedras que llaman a los angustiados a que se arrojen (Shakespeare's Sister), sobre reuniones en cementerios para festejar la vida y llorar la muerte (Cemetery Gates), sobre las peticiones de la carne de las chicas zonzas que Morrisey desoye por considerar poco atractivas y poco iluminadas (Pretty Girls Make Graves), sobre lo chato de perseguir un futuro laboral por sobre las aspiraciones artísticas (Frankly Mr. Shankly), sobre el expulsar a los afectos y amores de nuestra vida sabiendo que es lo que menos deseamos hacer pero que es preferible a la alternativa de retenerlos y preocuparlos (Asleep). La antepenúltima escena de la película es de hecho un montaje compuesto por los diversos escenarios por los que Morrisey ha pasado a lo largo del film: ahora las callejuelas, los pasadizos, los escenarios y las vías de tren se encuentran vacíos, y se ven de forma panorámica. Una metáfora doble, creo, para indicar cómo los lugares sin personas son lugares vacíos y desolados y no mucho más (esa imagen decadente y lúgubre que Morrisey siempre comunicó con desazón en sus letras), pero a la vez para señalar precisamente cómo esos lugares vacíos nos definen y nos forman.

Segundo, es óptimo que la película finalice con el encuentro que sería la chispa de The Smiths: un tímido pero rockero Johnny Marr que contacta a un Morrisey en ciernes (ya casi no queda nada de Steven Patrick). Ir más allá de este momento sería, creo, arruinar la 'historia de origen'. Es interesante ver cómo en este momento la película juega con un tópico que no es abordado en el filme: la sexualidad ambigua de Morrisey. Nuestro cantante inspecciona de forma cuidadosa a Marr mientras este revisa la habitación, los libros y los discos de aquel, y la inspección parece ser tanto física (sexual) como abstracta, de un tipo más general. Morrisey, que con sus lentes y pelo en 'jopo' ya casi ha reemplazado su introversión y timidez originarias con un estilo imponente y soberbio, parece estar juzgando el calibre del muchacho que tiene delante, con un subtono ligeramente erótico. Después de tantos desengaños (afectivos y artísticos), es comprensible su precaución al momento de invitar a un desconocido a otra empresa que, de fracasar, puede costarle muy caro.

A Star is Born. Para vos, Lady Gaga.

Pero, como algunas cosas sí resultan en este mundo, ambos fijan un horario para encontrarse y ensayar al día siguiente. Por un lado, Marr lee las letras de Steven Patrick y compone algunas melodías que, ahora sí, ya presagian ese sonido limpio, peculiar y abundante de The Smiths. Steven Patrick, por otro lado, aguarda. Y al día siguiente, en el horario acordado, alguien acude a la puerta del guitarrista. Un vidrio opaco nos impide ver a través de forma clara, mostrándonos sólo la silueta distorsionada del hombre al otro lado. Pero la silueta, la postura y la propia historia bastan para dejarnos en claro que no es Steven Patrick Morrisey quien está llamando a la puerta, sino Morrisey. A secas.

viernes, 4 de enero de 2019

La canción del día: (Please) Lose Yourself in Me (1987) - My Bloody Valentine

Quiénes: La mejor banda de rock irlandesa, My Bloody Valentine (no, no son U2). Bueno, qué se yo si es la mejor, pero pocas bandas pueden darse el lujo de decir que prácticamente crearon (o refinaron) un género completo. Y My Bloody Valentine hizo prácticamente eso, porque tomó los harapos de Cocteau Twins y The Jesus and Mary Chain y nos dieron su propia versión del shoegaze: ese género que fue descrito por los periodistas musicales como 'la escena [musical] que se celebra a ella misma' (por los pocos adeptos que conseguía) y que fue bautizado por la propia prensa con un nombre despectivo. 'Shoegaze', de hecho, alude a cómo los miembros de las bandas del género se limitaban a mirarse los zapatos como perdidos durante todas sus presentaciones en vivo. Es fácil para la prensa musical reírse de eso pero los quiero ver a ellos tratando de combinar como 25 pedales en el escenario...

Y digo "su versión" del shoegaze porque cada banda que se inmortalizó en el panteón de los héroes del shoegaze hizo su propio camino: los ingleses de Ride, de donde luego saldría el bajista de Oasis, se dedicaron a hacer un rock intenso y ácido, deletéreo, de ese que te choca y te lleva puesto ('Seagull', de su primer disco, hace temblar las paredes, pero convive con 'Vapour Trail', una de las canciones de amor más etéreas y suaves que he escuchado). Slowdive, al menos en sus primeros dos discos, hizo un rock más 'espacial', poniendo en primer lugar el efecto 'phaser' que los guitarristas conocemos bien, y se caracterizaron por hacer germinar la parte de 'dream' del 'dream rock'. My Bloody Valentine es probablemente la banda más abrasiva de la 'trinidad' fundacional del Shoegaze: el amor por las capas de sonido y el trémolo siempre fue poco disimulado en MBV, especialmente por Kevin Shields, el guitarrista con trastorno perfeccionista y obsesivo-compulsivo. De hecho, las preferencias 'técnicas' de Shields en cuanto a la guitarra eléctrica, que realmente definieron el sonido de la banda, se plasmaron en los títulos de dos EPs seminales: 'Glider' (1990), cuyo nombre hacía referencia a la técnica de Shields de rasguear la guitarra y presionar la palanca del instrumento con la fuerza y el envión del rasguido, y 'Tremolo' (1991), que directamente refería al efecto (natural o digital) que se obtiene de utilizar la palanca de la guitarra para provocar sonidos cuyos efectos son similares a 'temblores' u 'olas'. La mezcla entre el tremolo, la distorsión, el reverb y el glide guitar son las marcas registradas de MBV, y dan lugar a ese rock tan peculiar: abrasivo, como el de Ride, pero no tan ácido y desnudo -como sí se escuchaba en The Jesus and Mary Chain-, y espacial, pero no tan suave ni calmo como Slowdive.

My Bloody Valentine: Cuando se es cool sin quererlo, incluso queriéndolo no serlo.

Cuándo: El año en que se publicó la canción del día es 1987, y se trata de un momento crucial para la banda. Técnicamente, los vestigios de MBV se formaron en 1978, cuando Shields y el baterista impronunciable Ó Cíosóig (que luego formaría Hope Sandoval & The Warm Jets, con Hope Sandoval) se conocieron en un karaoke y comenzaron a tocar en bares versionando bandas punk y post-punk. En 1983 incorporaron al primer cantante de la banda, Dave Conway, que grabó con ellos durante los siguientes 4 años.

Las primeras grabaciones de MBV suenan a The Jesus and Mary Chain mezclados con The Cramps y con algo de la sensibilidad lírica de Joy Division y de la fase gótica de The Cure: 'No Place To Go', el tema que abre 'Geek!', el EP debut de My Bloody Valentine de 1985, es clara muestra de esto, como también algunos de los singles que lograron alcanzar los 'tops' europeos ('Sunny Sundae Smile'). Sin embargo, aunque tuvieron un éxito relativo y nada desdeñable para una banda indie tan peculiar, los dos EP's y los varios singles que MBV grabó con Conway suenan derivativos e imitativos. De hecho, la propia banda reconocía esto en una canción que titularon 'Don't Cramp My Style', en referencia a The Cramps.

Cuando Conway se fue de la banda en 1987, Shields hizo el mejor movimiento de toda su carrera: reclutar a la hermosa y habilidosísima Bilinda Butcher como cantante y segunda guitarra. Bilinda era el negativo de Conway: donde este gritaba, aquella susurraba; donde este descargaba agonía, aquella hablaba como por un velo etéreo. El video que inserto acá abajo, que dura tan solo unos segundos, da una muestra del estilo de MBV hacia 1985, y que sirve para contrastar con lo que vino después. Butcher ha sido una pieza central en la veta más 'dream' de My Bloody Valentine. Con Butcher como cantante, en noviembre de 1987 MBV sacó un primer mini-album, 'Strawberry Wine', con 3 canciones. Y unas semanas después, publicó 'Ecstasy', el segundo mini-album de la banda.

Dave Conway y su versión de My Bloody Valentine, circa. 1985.

Con todo, las grabaciones de ambos álbumes fue problemática: en términos de Shields, la banda grabó sin dirección y sin tener idea de hacia dónde estaban yendo en términos de visión artística. Además, como disponían de poco tiempo y dinero, "descargamos [bashed out] todas estas canciones muy rápido, como si fueran demos" [1]. También, Shields cuenta que acababa de comprarse una guitarra de doce cuerdas a la que quería meter en toda pieza musical que pudiera. Finalmente, el procesamiento de la música hizo que lo que se publicara y llegara a nuestros días no sea lo que Shields tenía en mente: el encargado de la masterización en Creation se equivocó al volcar las pistas antes de disponer del master, y alteró las canciones. Shields quiso incorporar a otro ingeniero de sonido independiente a Creation pero la discográfica no quiso invertir dinero en esto. Como producto, y en términos de Shields, "mucho de lo que era originalmente el sonido de Ecstasy se perdió, y mucho del tono se volvió monótono y aburrido [dulled]", el album reflejando "un grupo que parecía haberse quedado sin dinero hacia la mitad de la grabación" [2]. Por tanto, hay que tener en cuenta que las canciones de Ecstasy no responden de forma exacta a la visión de Shields, que por otra parte es famoso por nunca estar complacido con sus grabaciones.

Qué: (Please) Lose Yourself In Me, que cierra el EP 'Ecstasy' de 1987. Toda esta época arriba descrita de MBV, que lleva desde su fundación hasta sus EPs más célebres publicados por Creation Records a partir de 1987, es usualmente ignorada o poco conocida, porque la banda rompió esquemas y estructuras en 1988, con su primer LP 'Isn't Anything', y luego, en 1991, con 'Loveless', que es considerado, con derecho, como uno de los mejores discos de la historia. También porque la mayoría de estas canciones fueron volcadas directamente a vinilos imposibles de conseguir y porque sólo parte de estas canciones fueron remasterizadas y publicadas en CD (en Spotify puede accederse a 'EP's 1988-1991', que no tiene ni la mitad de los temas a los que me estoy refiriendo). Pero el paso desde los tempranos '80 hasta los comienzos de los '90 son una crónica de cómo MBV fue procesando y refinando ideas, géneros y bandas para luego parir su propia criatura. Y en tal sentido, son años formativos, seminales, pero con ideas propias.

Ecstasy, el segundo 'mini-album' de My Bloody Valentine

(Please) Lose Yourself In Me, creo, es muestra de todo lo que estoy diciendo. Tuve la dicha de acceder a la canción a través de una edición pirata (bootleg) de tirada muy limitada de 'Before Loveless', un vinilo doble rojo que compilaba canciones viejas de MBV. Esto fue hace casi diez años, cuando un colega melómano de Irlanda subió una copia digital de calidad de audiófilo del disco a What.Cd, el difunto tracker privado de música que mientras existió fue la meca de cualquier persona que quisiera tener al alcance de la mano la base de datos más comprensiva de música hasta la fecha. Tristemente, la canción no fue remasterizada por Shields ni está disponible en Spotify, por lo que solo puede escucharse en YouTube, y en mi disco rígido, je.

Before Loveless (2009): Reedición de cuando MBV aún no eran 'la banda del disco rojo'

Si uno mira en retrospectiva, es una canción que tiene el sello distintivo de MBV, pero sin ser derivativo o predecible: un bajo repetitivo y muy pesado cortesía de la bajista Googe, que también manejaba taxis, y que no se desvía de la melodía (F# - B - Cm), acompañado por una percusión que oscila entre ritmos estándar y rellenos poco prolijos (también marca registrada de Ó Cíosóig). Luego, una guitarra, en primer plano, abrasiva y poco definida, con un riff impredecible pero harmónico (una rareza en MBV), que continúa más allá de la letra y prosigue sólo hacia el final de la canción. Y en medio de todo, como un instrumento más, Shields cantando de una forma casi ininteligible acerca de personas que hablan demasiado rápido, días que pasan, sacudones de sangre hacia la "cabeza", el pedido desesperado por una unión carnal, y, quizá luego de consumada esa unión, los dos amantes mirando hacia arriba a las 'caras estúpidas' y deseándoles la muerte. El contrapunto de la voz grave de Shields es la voz aguda y entre susurros de Butcher, que canta las mismas letras y que no es dificil imaginar que es la otra de las mitades a que alude la letra, que en definitiva se revuelven en torno a la frase "All I want to see/Please lose yourself in me".

My Bloody Valentine - (Please) Lose Yourself In Me

No sería de extrañar que el referente de la letra sea Butcher, considerando que Shields tuvo una obsesión por su colega, que llevó a una relación amorosa entre ambos y que se consumó una y otra vez durante los tours. De hecho, Shields cuenta que pasaba muchas horas escribiendo letras con Bilinda, luego de lo cual solían tener sexo: tenemos a un guitarrista de perfil bajo, introvertido y obsesivo que está infatuado por la igualmente tímida y misteriosa guitarrista. La imagen de Shields pidiendo por favor a su compañera que se pierda en él (que se diluya), o la imagen inversa, es una de las esencias de MBV: letras sobre relaciones sexuales, o sobre órganos sexuales, o sobre excitación, que combinan imágenes fuertes e impersonales (penetraciones, rupturas) con imágenes suaves que refieren a lo frío, a lo terso, y al éxtasis, que en definitiva da título al EP donde se publicó la canción. Las canciones de MBV, y particularmente (Please) Lose Yourself In Me siempre son cantadas con un estupor matutino que complementa con imágenes y sensaciones el contenido simbólico que, de obrar de forma solitaria, no tendría el mismo efecto.

¿Una banda o una forma de hacer las cosas?

Sobre las letras del disco, Shields diría precisamente que aunque las canciones pudieran sonar dulces, "el tema de las mismas no es necesariamente muy lindo. Mucho del material está basado en relaciones, pero siempre es de una forma vaga, y nunca es siguiendo el tropo chico-conoce-chica. De hecho podría facilmente ser chico-conoce-chico o chica-conoce-chica. También hay letras sobre odio, y luego pensamientos antojadizos que simplemente se me ocurren" [3]. Al momento de hablar sobre las letras de 'Ecstasy', también Ó Cíosóig mencionaba de forma llamativa que las mismas trataban sobre cómo las relaciones humanas cambiaban y pervertían las ideas sobre los sentimientos que tenían quienes integraban la relación. Esto aplica a gran parte del canon de MBV y a (Please) Lose Yourself In Me, una canción repetitiva que comunica sensaciones de frustración, enojo, descarga sexual y escapismo.

Si uno tuviera que sintetizar esto con algún cliché, seguramente diría que las canciones de MBV -y (Please) Lose Yourself In Me es un claro ejemplar- son excursiones agresivas por la locura, el sexo y la muerte, donde la suavidad campea a lo violento y donde hay una obsesión constante por la entrega silenciosa en un mar de distorsión. Por aventurarse en un terreno tan complejo, My Bloody Valentine fueron mucho más ambiciosos que sus coetáneos, mucho más vanguardistas, y, sin duda, mucho más ineludibles.

[1] http://samizdat.co/shelf/documents/2005/01.30-kevinsheilds/kevinsheilds.pdf

[2] Brown, Nick (1991). "My Bloody Valentine". Spiral Scratch (February 1991).

[3] Nicholls, Phil (1988). "The Excellence of Ecstasy". Melody Maker. IPC Media (20 January 1988).