sábado, 2 de febrero de 2019

La canción del día: Alison (1977) de Elvis Costello y el amor en tiempos de punk

Quién: Elvis Costello.

Parte punk, parte country, parte balada, parte cantautor, el outsider y pionero del punk artístico, prototipo del 'jóven enojado', siempre y desde el comienzo fue una figura dificil de clasificar. Costello empezó a escribir y grabar en Londres en 1976: en el mismo año y en una de las ciudades donde se empezaba a dar la explosión del punk en el viejo continente. Como no podía ser de otra forma, Costello echó raíces en el ambiente punk que lo rodeaba, especialmente en lo tocante a la fuerza de sus canciones, al enojo apenas disimulado de sus letras amargas, y a la simplicidad de sus composiciones. También fue pionero en incorporar sintetizadores y teclados en sus canciones, siendo uno de los representantes europeos del 'new wave'. Pero a diferencia de sus punks contemporáneos, Costello tenía un gusto particular por las melodías pegadizas y por la belleza estética de las canciones. Esto es clarísimo en todo su output, pero especialmente en sus primeros tres albumes.

Elvis. Me caso.

En cierto sentido, Costello siempre fue una figura en los márgenes del punk. Esencialmente, por dos razones: era mayor que sus compañeros, incluso más 'maduro', y tenía una perspectiva más realista y menos idealista de la realidad. Nos explicamos: a pesar de ser una persona relativamente jóven en la escena musical, era más grande que los punks que empezaban a grabar en 1976 y 1977: cuando lanzó su primer album, 'My Aim is True' (1977), Elvis tenía casi 24 años: unos 4 o 5 años más que los muchachos de Sex Pistols, The Clash y The Damned. Más importante, Costello tenía obligaciones de adulto: se había casado en 1974, a los 20 años, e inmediatamente había tenido un hijo con su primera mujer. Tenía un empleo monótono en una empresa de computación que detestaba pero que sin embargo le daba el dinero con el que mantenía a su familia. Esto parece haber sido determinante en su perspectiva general, especialmente en su perspectiva hacia la música: en una entrevista de hace algunos años decía textualmente que él no se podía permitir a sus 24 años llevar el estilo de vida nihilista, autodestructivo e infantil que llevaban los punks de fines del 70' porque tenía "cuentas que pagar y una familia que mantener". Tenía que componer para obtener un cheque y volver a casa (lo que no quitaba que fuera un apasionado por la música). En cierto sentido, Costello es el resultado de mezclar la pasión por la musica con la vida monótona del trabajador y del jóven adulto casado. 

Cuándo: Durante la década de 1970, Costello se hizo conocido en los circuitos de bares londinenses y fue produciendo una serie de demos que logró venderle a Stiff Records en 1976. El proceso fue complejo porque el estilo de Costello era tan notorio como peculiar: tipo bajo con anteojos enormes que hacía un rock fuerte con trazas de blues y de R&B pero también con cierta sensibilidad pop. Pero al final dió frutos, y la discográfica le ofreció entonces publicar un album, para el cual nuestro jóven enojado y casado ya tenía muchas composiciones.

Ilustra el particular estilo de vida de Costello el hecho de que había escrito las composiciones en su departamento, durante la noche, para no despertar a su hijo y a su mujer, y en parte también en el metro londinense en el camino a su trabajo como computador. Cuenta el mito que Costello finjió estar enfermo un día para evitar ir a su trabajo y poder ensayar y grabar el album a lo largo de un puñado de sesiones. Así, el 22 de Julio de 1977, era publicado My Aim is True: un bello disco de 32 minutos que asombra compartir país y año con 'Nevermind the Bollocks Here's The Sex Pistols' o el homónimo de The Clash.


El disco debut, que recuerda a Buddy Holly.

Qué: Alison, la anteultima canción del lado A del disco original. Alison es el prototipo prácticamente perfecto de la canción sobre el amor frustrado e imposible; una canción que no extrae su drama del presente ni del pasado lejano, sino del pasado lejano, y de la nostalgia por lo que nunca sucedió y debería haber sucedido. Es una canción realista y extremadamente sencilla, que lógicamente sólo podía haber sido compuesta por un jóven-vuelto-adulto a los golpes como lo era Costello.

La historia que cuenta la canción es un episodio sencillo (y ya clásico para nosotros los humanos, en la época post-La La Land): es la narración del protagonista, un varón, y todo lo que piensa al encontrarse casualmente con uno de sus amores pasados (Alison, quien probablemente ha sido el amor pasado del narrador), factiblemente en un baile o en un pub nocturno. Es un relato que tiene la forma de un monólogo mental, y parte de lo que hace grande a la canción es que no sabemos si el narrador en algún momento efectivamente dice en voz alta algo de lo que está pensando, o si simplemente este monólogo dramático transcurre internamente, mientras que paralelamente lo que sale de su boca es charla casual y sonrisas complacientes.


Allison. Dramas de adultos mayores para jóvenes veinteañeros.

La canción avanza de forma desgarradora en una sucesión de reflexiones que va haciendo el jóven que encarna Costello a medida que habla con su chica. En la primera estrofa, Costello casualmente remarca qué graciosa es la casualidad de ver a su chica después de tanto tiempo, y piensa (o dice, dependiendo la interpretación) que la chica no parece demasiado impresionada o impactada de verlo. Inmediatamente, el narrador siente celos y rencor, dado que recuerda que 'escuchó' (o que recuerda que sabe) que la chica dejó que uno de sus propios amigos "le quitara el vestido de fiesta". La escena a que se hace referencia es el típico juego de conquista donde alguien (Costello, en este caso) está detrás de otra persona y donde esta otra persona finalmente termina yéndose con un tercero.

Costello recobra la compostura, sin embargo, y declara (probablemente para sí en su cabeza) que no va a permitir que esos recuerdos le afecten, que no se va a poner "demasiado sentimental" como todos esos otros pegajosos (insistentes y molestos) pretendientes que ella ha tenido, y que es obvio que ha tenido. Y no permitirá que le afecten no porque sea un hombre integro o porque hace gala de una confianza de la que realmente carece, sino porque no tiene certezas de si su amor perdido está enamorada de alguien o de si está teniendo relaciones sexuales con ese alguien. La única certeza que tiene Costello es que, sea lo que sea que su amor haya hecho y esté haciendo, "no es conmigo".

La primera estrofa presenta así el drama del pequeño hombre con grandes anteojos cuando se encuentra con Alison y se hunde en recuerdos y en realizaciones. Un breve estribillo encuentra al narrador diciendo que él sabe que el mundo está matando (figuradamente) a la chica, la está aplastando de alguna manera, y pronunciando la frase que da nombre al disco: My aim is true (que en este contexto podemos traducir como "sé que tengo razón" o "mi corazonada es correcta").

La segunda estrofa hunde más profundamente el bisturí. Sea porque Alison lo dice o porque el narrador le ve la mano, él comprueba que ella está casada. Ante esto, él se pregunta de forma ácida "Did he leave your pretty fingers lying in the wedding cake?": la pregunta, o más bien la aseveración, de que todo lo que enamoró a Alison de ese hombre desconocido quedó en la torta de casamiento: atrás, en el pasado, y que, por el paso del tiempo o por los cambios atravesados, las cosas ya no son lo que eran. Ellos han cambiado, el amor se marchita, y todo es un recuerdo. En el traje del narrador, Costello continúa afirmando (¿o recordando?) que Alison solía tener a su esposo "en la palma de su mano", en el sentido de que lo tenía prácticamente atado: probablemente su esposo estaba completamente cautivado por ella y dispuesto a hacer todo lo que ella requiriera. Pero las cosas han cambiado, y Costello afirma que esto seguro le jugó en contra a Alison: nuestro narrador apuesta a que su marido "tomó todo lo que podía": se abalanzó sobre ella, y como de un saqueo se tratara, extrajo hasta que no hubo nada más que extraer.

Los últimos versos de la canción revelan que la acidez y la frialdad del narrador son, como todos los seres humanos sabemos, fachadas defensivas y ficticias: aquellas detrás de las que nos escondemos y a las que echamos mano cuando sentimos que cualquier brisa podría derribarnos. Imaginamos al narrador impaciente, debatido entre seguir ridiculizando a Alison en su mente, y seguir sufriendo por ver cómo el presente los encuentra a ambos, especialmente a ella, a quien en un primer momento en su juventud amó de forma devota y no correspondida. Es entonces cuando el narrador confiesa que algunas veces le encantaría poder callarla, especialmente cuando "escucha las tonterías que está diciendo" (¿Qué cosas no soporta Costello? ¿Cosas sobre el marido de Alison? ¿La confesión de Alison de que las opciones que ha escogido no son las mejores?  ¿Recuerdos sobre el pasado?). La impaciencia de Costello es una impaciencia dolorosa, en carne viva, porque en el contexto de un encuentro fugaz que desata una tormenta de nostalgia no puede soportar la desesperación que siente al ver en quién se ha convertido ella, y en qué se ha convertido él lejos de ella.

La idea de que el encuentro se desarrolla en un ambiente nocturno, posiblemente de conquista, se refuerza en los últimos dos versos, que revelan una imagen clara (acompañada musicalmente, cuando las guitarras oscilan entre rasguidos fuertes y silencio total): Costello desea que "alguien apague las luces, porque no puede soportar seguir viéndola asi". Sea que Alison esté llorando o que esté soportando estoicamente el reconocer que las cosas no salieron de la mejor manera, es claro que el narrador siente el dolor de la chica y no tolera la injusticia (diríamos cósmica) de un encuentro tan casual como fatal para los recuerdos y la tranquilidad del presente. Uno prácticamente se imagina en su cabeza la proximidad física de ambos protagonistas, las miradas sin encontrarse, los silencios incómodos, el lento darse cuenta de todo lo que podría haber sido y nunca fue, y la frustración del narrador que oscila entre convertirse en ataques e ironías hacia ella y aborrecimiento hacia él mismo. Como oyentes, nunca sabemos si él finalmente la abraza y bailan despacio como vengándose del mundo (aunque venganza sólo en parte, puesto que bailan como antiguos conocidos y nada más), o si el silencio ahogado por la música del bar continúa estoico: Costello se limita a continuar su mantra, el que le da título al album, hasta el final de la canción en fade-out: que él sabe cuánto está sufriendo ella y que sus corazonadas son ciertas.

En una reseña sobre My Aim is True en Pitchfork, Matt LeMay sintetiza de forma brillante los primeros años de Costello: "Tenía el desprecio hirviente de un punk, pero a la vez una inteligencia transparente, una sensibilidad y un sentido de la melodía que lo hacía mucho más interesante que a muchos de sus contemporáneos. A los punks nada les importaba un carajo; Elvis no sólo era lo suficientemente sensible para que le importara un carajo, sino que también era lo suficientemente astuto como para estar enfadado y perturbado por ese carajo" [1].

Creo que esta caracterización da de lleno en el corazón del Elvis Costello que encontramos, con 23 años, componiendo y cantando Alison: una canción extremadamente madura, sólida y hasta roída por los golpes de la vida. Una canción que habla del desamor, pero no de una simple ruptura, de un desencuentro o de un amor imposible, sino de un amor que podría haber existido de no habérsele interpuesto el mundo. Una canción sobre lo que nunca sucedió (y debería haber sucedido, si este fuera un universo justo). Una canción sobre el añorar de un pasado alternativo, sobre la nostalgia por cosas que nunca sucedieron.

[1] https://pitchfork.com/reviews/albums/1617-my-aim-is-true/