Según la historia oficial, la fricción entre Reed y Cale dentro de Velvet Underground hizo que el tipazo de Reed hiciera que sus otros colegas (la baterista Maureen Tucker, una precursora del Krautrock, y el mago de la guitarra Sterling Morrison) tomaran una decisión sobre la banda: si Cale se quedaba, Reed se iba, y Reed se quedaba solo si Cale se iba. La banda terminó echando a Cale, y así Velvet Underground se volvió la criatura de Reed. El cambio de estilo es notable: a partir del disco homónimo The Velvet Underground (1968), la experimentación por la que se había hecho conocido el conjunto disminuyó. Tucker recuerda: "Cuando John se fue, fue realmente triste. Me sentí realmente mal. Y, por supuesto, esto iba a influenciar mucho la música, porque John es un lunático [risas]. Creo que nos volvimos un poco más normales, lo cual está bien, era buena musica, buenas canciones. Pero nunca fue lo mismo. Era buen material, un montón de buenas canciones, solo que, bueno, el factor 'locura' se había... ido." [1]
Con más tiempo entre manos, Cale comenzó a grabar como solista, y a producir discos (por ejemplo, el debut de The Stooges). Y en 1973, publicó Paris 1919.
Dónde: El disco Paris 1919. Una auténtica joya que combina cuerdas clásicas, las repeticiones insistentes que tanto gustaban a Cale, letras eruditas extremadamente cargadas de referencias históricas, y una producción impecable. Referenciando a la Conferencia de Paz de Paris de 1919, que dió lugar a la Liga de las Naciones, al pacto de Versalles y que ordenó territorialmente el mundo de forma que llevó, dos décadas después, al ascenso del nazismo y a la segunda guerra mundial. Vaya éxito.
Para ser un disco de 1973, suena suave y coordinado. Hay que pensar que contener una pequeña orquesta en un estudio de rock y aplicarle dosis justas de experimentación era algo extremadamente complejo: no eran las composiciones más convencionales como las óperas rock de The Who, pero tampoco era un rock sinfónico o de cámara, como el de Procol Harum. Paris 1919 es un disco vivo, rebosante. En términos de su compositor, el disco era un ejemplo "de las maneras más lindas de decir algo feo".
Qué: La canción homónima, Paris 1919. Es facil captar que es una de las canciones a que más se prestó atención en el disco, y que representa el núcleo temático del albúm. Musicalmente, es una canción de pop barroco extremadamente cuidada, donde Cale toca casi todo: el teclado, el piano, la viola, y canta, con su voz nasal e imperfecta forzada al máximo. Es imposible no vibrar con la progresión de acordes, y con las secciones que imitan los cambios dinámicos de las composiciones clásicas.
Líricamente, la canción juega con la temática del disco, pero con alguna ambiguedad: a primera vista, podría tratarse del relato de un enamorado frustrado, cuyo amor por una mujer es problemático: "Ella me hace sentir tan inseguro sobre mi mismo / Parada ahí pero nunca hablando con sentido / Tan sólo una visita, verás, que sólo desea ser vista / Ella abría la puerta y vagamente nos arrebataría". Esta idea también aparece luego, cuando el narrador se queja de que "Los viernes estaba ahí y los lunes, no / Simplemente apareciendo casualmente desde el reloj a través del hall". Pero en realidad, estamos frente a una canción sobre la guerra en un disco sobre la guerra (o más bien, sobre el resultado de la guerra, sobre las tensiones internacionales y sobre las potencias mundiales). El narrador es intercambiable, en realidad, y puede aludir tanto a Alemania (la nación derrotada de la Primera Guerra, cuyos territorios se repartieron entre los Aliados) como a Francia (la nación que prácticamente ganó la mayor parte de los territorios alemanes luego de la guerra). Ellas dos son las que, cada una desde su aislamiento, reflexionan sobre la impotencia que sienten cuando la otra, enfrentada (en un sentido geográfico), las mira y les habla en otro idioma que no conocen. Ambas sufren el juego de la competencia que motoriza gran parte de la guerra, mientras pasan "sangre y lágrimas del viejo Japón / Caravanas y un montón de atascos y damas de honor / cantando, llorando, cantando tediosamente". Las imágenes sobre la eficiencia, los relojes, las alarmas, las horas, inundan la canción dándole textura al mundo extraño en que vivían los hombres que hace 99 se repartían Europa.
El estribillo de la canción es exquisito, y despliega todos los instrumentos mientras Cale canta, emocionado y épico sobre la progresión de acordes y violines, presagiando el inevitable enfrentamiento al que llevaría eventualmente la conferencia de Paris, 1919, dos décadas más tarde: la canción finaliza repitiendo una y otra vez ese estribillo, donde una de las potencias (Alemania) llama 'fantasma' a su interlocutora, se identifica con la Iglesia y los Obispos, y declara sus intenciones: ha venido ha reclamarla para sí con su tambor de acero. 246 segundos de pura dicha hacen de esta la canción del día. ¡La la la la la la la la la la!
[1]: https://werksman.home.xs4all.nl/cale/bio/1968.html
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